En Mateo 26:6-13 vemos que esta mujer quiso honrar a Jesús así que tomó un perfume de gran precio y lo derramó sobre su cabeza.
No le importó lo que los demás dijeran, ella sólo se enfocó en su propósito, el cual era adorar al Maestro.
Lo maravilloso es que Jesús no sólo la defendió de las críticas que lanzaron contra ella, sino que declaró que cada vez que se contara la historia, se iba a recordar lo que ella hizo y precisamente es esta historia a través de la cual Dios nos está enseñando hoy.
Que nuestra adoración al Señor sea genuina, sincera y con mucho amor.
Nuestro deber es esforzarnos para darle siempre lo primero y lo mejor. Puede ser que nuestra vida rendida a Dios termine impactando a muchas personas y animándolas a también rendirse a los pies de Jesús, así como la historia de lo que esta mujer hizo ese día nos sigue inspirando hoy a dar todo por Cristo.
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